En Cervepar apostamos por la economía circular para lograr nuestros objetivos de desarrollo sostenible
En el proceso hacia la transición circular, hemos identificado oportunidades en casi toda nuestra cadena de valor, con miras a obtención de resultados positivos con triple impacto en el orden económico, social y ambiental, a través de acciones que integran creatividad e innovación.
Cuando hablamos de economía circular estamos contemplando una alternativa al modelo lineal del sistema productivo tradicional, en el que tomábamos los recursos naturales, los agotábamos y luego los desechábamos. En contraposición a este concepto, lo que se plantea desde la circularidad es un modelo que nos permite adoptar un sistema más sostenible, en el que todos los elementos pueden reaprovecharse de manera continua en diferentes etapas de la producción. Es un modelo que va más allá del reciclaje y que se propone ir a la raíz del problema para ofrecer soluciones viables, buscando una mejor gestión de los recursos que ofrece el planeta y evitando el despilfarro de los recursos naturales.
Asumiendo la importancia de innovar en todos los procesos en busca de la sustentabilidad de la industria, en Cervepar hemos logrado capitalizar nuestros objetivos de desarrollo sostenible a través de diversas iniciativas impulsadas desde la perspectiva de la innovación abierta para optimizar sus procesos de producción.
Acelerando el futuro
A través de la innovación abierta, las grandes empresas se están vinculando con start-ups y academias para encontrar soluciones, reinventarse y diferenciarse, entendiendo la necesidad de complementarse a partir de la integración del conocimiento de la industria con las nuevas ideas de emprendedores. Cervepar, a través de su programa Accelerator 100+, ha logrado impulsar el proyecto “Merencena”, que hoy produce barras de cereal, nachos y granolas, a partir de la transformación del bagazo de malta de cebada, un subproducto de la producción de las cervezas que la Compañía comercializa en el país. Así, el bagazo, antes destinado a consumo animal, sin valor agregado, se convirtió en un alimento apto para humanos, alto en proteínas de origen vegetal y con un valor agregado traducible en la rentabilidad adicional.
Más allá del reciclaje
Cervepar se ha comprometido con el desarrollo de políticas específicas para reducir el impacto de sus operaciones sobre el medio ambiente en todo el proceso productivo a partir de prácticas ambientalmente responsables. Por ello, la compañía ha trazado delineamientos que apuntan a optimizar los procesos de retornabilidad de los envases
y el compromiso de contar para el 2025 con el 100% de empaques retornables y con mayoría de contenido reciclado en su composición.
A la fecha, la compañía cuenta con un gran porcentaje de volumen de ventas en presentaciones retornables (940 cc y 340 cc), mientras que en la presentación en lata ya se alcanza el 75% de aluminio reciclado. Además, en la planta productora de botellas de vidrio (Fábrica Paraguaya de Vidrios -FPV), el 80% de la materia prima utilizada es vidrio roto, obtenido de botellas y otros envases de alimentos.
De acuerdo a Agustín Vázquez, Jefe de Abastecimiento de Cervepar, una botella retornable es reutilizada hasta 29 veces antes de entrar en obsolescencia y, por el proceso de gestión interna de botellas obsoletas, el vidrio generado por ellas vuelve al circuito productivo. Asimismo, la FPV cuenta con un mecanismo de logística reversa de vidrio, es decir la constitución de un circuito de recuperación de envases, para evitar su disposición final en vertederos.
Alternativa sostenible
Los resultados o beneficios de estas acciones impulsadas por la compañía corresponden a una triple línea de valor. En primer lugar, el económico, por el ejercicio de retornabilidad y recupero de botellas, que está cimentado en la estructura de costos industriales (reduciendo, incluso, el precio final para los consumidores). El impacto ambiental se obtiene al mitigar los efectos de los empaques y sacar del mercado las botellas de material virgen y de un solo uso. Y finalmente, un impacto social, al identificar medios y herramientas más efectivos para la comunidad de recolectores.
Entre las iniciativas proyectadas de cara al 2025, se destaca un esquema de captura que permita ampliar el porcentaje de colecta de vidrio, proveniente de la comunidad, y mejorar las condiciones económicas y de gestión de los recolectores involucrados.